jueves, 3 de septiembre de 2015

Claves para triunfar en el ámbito empresarial y otras formas de hacer cine


Hoy vengo a hablar de una obra de arte. Manido adjetivo, lo sé, pero hablamos de 'La linterna roja' de Zhang Yimou. Director de obras como 'La casa de las dagas voladoras', 'Hero' o '¡Vivir!' entre sus obras más conocidas. Aunque ésta en concreto es mi favorita.
Bien, poniéndoos en antecedentes a quienes no la conozcan, la película cuenta la historia de una mujer que por problemas económicos decide casarse con un chuloputas millonario, convirtiéndose, así pues, en la esposa número cuatro. Frívolo, ¿eh? Pues aquí no queda la cosa, ya que el chuloputas sólo puede pasar la noche con una mujer y para anunciar su llegada, como si de Papa Noel se tratase, en la casa de la esposa número X encienden lámparas rojas por doquier para así hacerle saber que tiene que pasar el mocho por el suelo y depilarse sus cositas.
Además, por haber sido tocada con tal fortuna a la esposa número X le corresponderán masajitos en los pies de tantos quehaceres diarios ¡y elegir hasta lo que quiere de desayuno al día siguiente! Vamos, una locura locurísima.
Pero veréis, la cosa se complica, porque la esposa número X tendrá que competir con el resto de esposas X elevado al cubo y es ahí cuando la cosa se pone interesante.

Esto que os he contado es lo que podréis leer en la sinopsis de la película, y bien, aquí vengo yo a intervenir puesto la verdadera historia tras el metraje, es que, amigos, ésto se trata de ¡marketing coorporativo! Sí, como lo oyes, pero si os fijáis en los detalles podréis observar que el desarrollo de la historia es algo que podéis observar en muchas de vuestras empresas.


Por supuesto, huelga decir que Yimou es un visionario emprendedor y que el tío sabe lo que se hace; y ya hablo desde un punto de vista cinéfilo, pero ahora centrémonos en los símiles que en esta película podemos encontrar yendo por partes.

Para empezar, aunque el matrimonio sea un asco, el tío no merezca la pena y el aguante no esté pagado, ahí sigue la zagala de turno aguantando porque o no puede encontrar algo mejor o de encontrarlo va a estar peor pagado o bien ya ha desarrollado síndrome de Estocolmo y ha optado por el costumbrismo.

Y para terminar a sabiendas de que el ser humano es competitivo, imponiendo un sistema de recompensas en función a logros obtenidos y equiparando continuamente los resultados entre unas u otras para despertar la llama de la discordia, aumentan su rendimiento altamente.

¿Os suena de algo? Sí, señores, sí, estamos ante el capitalismo empresarial más visceral y explotador. Primero nos hacen creer que la mierda que nos dan es buena, y segundo nos hacen desear que nuestras mierdas sean más olorosas que las del resto.

Y aquí está lo más triste de todo. Y es que hay de quienes tienen complejo de Segunda Dama y creen que van a heredar la máxima mierda y de quienes; como la Cuarta Dama, nunca consiguen ser felices con esa mierda pero se agarran a ella porque es la única mierda que van a poder oler.

En fin, dejándome ya de metáforas empresariales y centrándome en el film, esta película detalla a la perfección el ansía humana por ganar esa interminable partida de Mahjong que es la vida de la que o te conviertes en depredador o presa. La gran incógnita es si la culpa o el remordimiento te lo permitirán por más que lo intentes.

No me vendas más 14 de Febrero

Teniéndoos poco acostumbrados; a esos inexistentes lectores que agradezco no tener, hoy vengo a hablar de algo.

Sí, señores, ¡de algo! Huelga decir que eso no es sinónimo de que ese algo tenga una ráfaga sutil de interés, pero por algo se empieza. 

El título del hilo reconozco que puede parecer torpe y mierder; no soy buena en ello, pero no, no vengo a hablar de San Valentin, sino más bien de la proyección idílica del amor y de las relaciones que no dejan de ser otra cosa que ¡patrañas!

Y diréis; inexistentes lectores: ¡timeline! Fished, pero bien, hoy lo vengo a enfocar desde ese gran hobby que tengo y nunca he mentado que es el cine. 

Bien, a ese público prepuber de menos de 20 años seguramente le menciones 'El diario de Noa' o 'Un paseo para recordar' y se les caiga la baba hablando del "gran amor" y la epicidad que ello desprende. 

Ambas, como no podía ser menos, son adaptaciones de novelas de Nicholas Sparks (ay dio mio, cuanto daño ha hecho al mundo, facepalm facepalm) y cada cual más irrisoria y absurda que la anterior. 

Para empezar, ¿me puede alguien explicar que clase de amor de la adolescencia traspasa la barrera del tiempo y trasciende hasta el fin de los días? Haberlos haylos, si me vais a soltar esa sandez iros a la 'merde' un rato, que suena menos vulgar. 

La triste realidad es que si nos enamorásemos de la persona correcta los abogados de divorcios no tendrían tanta oferta. Sin embargo, ¿en quienes se fijan las personas? Yo lo diré, en esa que te hace el sexo que te tiemblan las piernas luego y a sabiendas de que no te conviene y que no te va a prometer amor eterno, te da lo mismo. 

Bien, que si me pones a un Ryan Gosling igual te digo que la cosa cambia, cierto, pero hablamos de una película que genera muy buenas críticas y mi pregunta tras superar la barrera de los 25 años es... ¿Por qué? Chico conoce a chica, se enamora, la persigue, ella finge rechazarle aunque en verdad se le caen las bragas desde el principio porque el chico es misterioso y eso, y además hablan de él, mucha experiencia cosechada con las mujeres, "un chico malo", uuuuhhh, pasan un verano juntitos, cogiéndose de la mano, yendo al pantano y toda esa clase de mierda que cabría esperar de dos hermanos. Pues bien, la desflora tras... Dos meses de... Intensa relación, se pira, se tiran 7 años sin verse, se compromete y lo tira todo por la ventana para volver con él... Tras 7 años sin saber nada de él y tras haber dejado la adolescencia atrás. ¿En serio? 

¿Quién en su sano juicio tras 7 años sigue enamorado de una persona que NO conoce? 

Esta claro que es un sinsentido, pero es... Romántico, bonito y estúpido. Y eso es lo que queremos, vidas estúpidas, para gente que pueda entenderlas. 

Pero lo cierto es que mentando otra película para nada romántica y para nada bonita, quiero hablar de '9 semanas y media'. Sí, la de Kim Basinger y Mickey Rourke (cuando aún tenía cara y esas cosas). Esta película ha cosechado innumerables críticas, pero lo cierto es que yo la vi, y si, es erótica, venden sexo, venden figuras jóvenes teniendo sexo, pero venden realidad y la realidad no está hecha para que la gente estúpida la quiera comprar. Salvedad de excentricidades, y de que está claro que no es la vida sexual ni del 99% de las personas, pero me refiero a que los sentimientos expuestos en ella sí son reales. Primero intriga, deseo, miedo, sexo, sexo, sexo, sexo de diversas formas y maneras, desequilibrios emocionales, desequilibrios mentales, angustia, impotencia, miedo, indecisión, sexo, sexo, sexo doloroso, y finalmente tomar la decisión correcta frente a los sentimientos de decir hasta aquí porque sabes que el continuar sería más doloroso. 

Todo esto tiene bastante de real, bastante de una relación tormentosa, y no idílica. Habla sobre la relación de una mujer apasionada y un hombre que no, no te pedirá matrimonio. 

Y aunque he tirado por extremos muy convenientes para mi mentando películas tan dispares y el culmen del romanticismo ñoño, descafeinado e insípido que es 'El diario de Noa' he encontrado necesario este símil. 

Y es que a pesar de que lo que vende y lo que idílica y estúpidamente buscamos es un Noa, la realidad es otra bien distinta, puesto el amor no es blanco o negro, sino que tiene muchas más tonalidades de las que nos venden. 

A este millar de lectores inexistentes mi recomendación del día es que le deis una oportunidad a esta infravalorada película. 

martes, 1 de septiembre de 2015

Trascendente fracaso

Que ya ha quedado claro en esta locura desenfrenada de... Cuatro entradas en tres años (o no sé cuantos, ya perdí la cuenta) que tengo un problema serio de egolatría y sobretodo de derrotismo, para que vamos a engañarnos.

Siento que me repito ya con el constante tono gris y amargo sobre fracaso, futalidad y desengaño vital, pero al menos yo reconozco que soy víctima del conformismo cómodo e irremediable de la sociedad. Y como diría Leonardo DiCaprio en 'Revolutionary Road'; "ésta inevitable vida"... O la frase decía algo así. Pero el caso, a donde quiero parar es que es inalterable esta sociedad y tampoco nos está permitido elegir.

¿Por qué estoy obligada a pertenecer a un país, a una etnia, a un sexo? ¿Quién decidió que eso era lo correcto? Y a eso me refiero con lo de inevitable e inalterable. 

Abreviando; dejando de lado toda esta inútil y obvia reflexión, me asalta el hecho de que me considero mejor que muchos otros, otra cosa que no viene a ser novedad, y que resulta obvia también. 

Tengo miedos normales y como puede experimentar cualquier persona. La soledad, ese gran vacío existencial y ese sentimiento de pungimiento en el pecho constante como si de un cuchillo sin punta se tratase, que raspa pero no daña, a eso me refiero. Sí, es una puta mierda, para que nos vamos a engañar, pero ¡joder! ¿Alguna vez he sido misteriosamente más feliz? Lo cierto es que no. Hoy tengo un mal día, bueno, mejor dicho un mal mes, pero cuando aprendes a estar solo y a ser feliz, aprendes a vivir. 

Nací sola, he crecido sola ¿por qué no iba a poder vivir sola? Detesto y considero débiles lastres a aquellos que requieren de otra persona para superar su vacío existencial, ¡qué os follen! En un apocalipsis zombie no sobreviviríais ni un jodido día, blandos. Pero ya lo que toca de más los huevos, son los que hablan de superación personal y blablabla y luego resultan ser ese tipo de personas. 

Y de lo que me he dado cuenta en todo este tiempo de sombras y frío es que la clave de la felicidad la tiene uno mismo, aprender a saber que es lo que quieres en cada momento, aprender a entenderte y a raíz de ello avanzar en busca de esos placeres propios y no inducidos. Eso es madurar, caerte y levantarte con tus propias manos, y no esos jodidos atajos hacia la falsa e inducida felicidad que escoge el 90% del subdesarrollo humano.